29.1.07

Viajes interiores

Breve biografía
Nacido en la ciudad Namur, Henri Michaux (1899-1984) pasó su infancia y juventud en Bruselas. Comenzó la carrera de Medicina en la capital belga, abandonándola en 1919 para enrolarse como fogonero en un navío de la marina mercante francesa, en el que viajó a Río de Janeiro y Buenos Aires. Tras regresar a Bruselas, en 1923 publica su primer texto Cas de folie circulaire en la revista Le Disque Vert. Ese mismo año abandona Bruselas yéndose a vivir París, donde inicia su carrera literaria y descubre con entusiasmo el surrealismo y se interesa especialmente en la obra de artistas Paul Klee, Max Ernst, Giorgio de Chirico y Salvador Dalí. En esos años publica sus primeros libros, Les rêves et la jambe (1923) y Qui je fus (1927). En 1927 viaja por América Latina, especialmente por Ecuador, y recoge sus impresiones del viaje en su libro Ecuador (1929). Otro viaje, esta vez al Extremo Oriente, entre 1931 y 1932, le proporciona el material para quizás, su libro más conocido Un bárbaro en Asia (1933), obra que fue traducida al español por Borges. En 1935 inició una nueva travesía, que le llevó a Buenos Aires y Montevideo. Tras nuevos viajes, se instala definitivamente en 1941 en el Mediodía francés comenzando a alternar su producción literaria con la pintura. A partir de los años cuarenta, las artes plásticas fueron tomando cada vez más protagonismo en su trabajo, realizando desde acuarelas y pinturas al óleo o acrílicas hasta dibujos a lápiz o con tinta china, litografías. En 1946 publicó el libro Peintures et dessins en el que asociaba 43 obras pictóricas a otros tantos fragmentos de textos extraídos de sus trabajos literarios. En 1960 recibió el premio Einaudi de la Bienal de Venecia y cinco años más tarde el Museo de Arte Moderno de París le dedicó una gran exposición retrospectiva.

El visionario
Varios autores coetáneos a Michaux lo tildaron de visionario en la más concreta acepción del término. No sólo por la multitud de viajes que llevo a cabo a lo largo de su vida y que le permitieron ver mundo y escribir textos que iban más allá de la mera bitácora sino por esa “visión” especial, esa concepción especial de lo percibido que trascendía lo visto. Michaux no era un artista multidisciplinar, aun cuando fuera poeta, escritor, pintor... su obra, tal y como él la entendía era un todo indisoluble fruto de las experiencias recibidas que se expresaba de diversas formas. Atendiendo al poema de William Blake: “Si las puertas de la percepción se abrieran odo aparecería al ser humano tal y como es: infinito.”; Michaux intentó con su obra atisbar esa totalidad que de por sí nos está vedada por esa misma percepción que nos permite sospecharla.

El otro viaje
Muchas experiencias con alucinógenos de artistas, escritores, científicos... fueron anotadas durante el transcurso de las mismas y completadas poco después de su finalización. Éstas se encuentran entre las primeras que se llevaron a cabo en occidente durante la segunda mitad del siglo XX, al inicio del redescubrimiento de los drogas enteógenas. En este sentido cabe enmarcar parte de la obra literaria de Michaux, principalmente su libro El infinito turbulento junto a los escritos de Jünger, como Visita a Godenholm, o Las puertas de la percepción, de A. Huxley, y a las primeras noticias y libros publicados por Wasson. En mucho de los relatos del artista belga se entrevé la prevención por el desbordante torbellino de una experiencia que él aborda desde diversas perspectivas. Aun así, lo predominante es una aproximación intelectual, fenomenológica, que es vencida por la potencia y riqueza de la experiencia de las drogas
psicodélicas.

La exposición
La exposición que incluye alrededor de 160 obras gráficas (óleos, tintas, acuarelas, gouaches, dibujos, litografías), 67 libros, 11 fotografías y 40 cartas y manuscritos, junto a una serie de películas y composiciones de música contemporánea, presta especial atención a una serie de referentes y acontecimientos que determinaron tanto la vida y la obra de Henri Michaux, la cual, con frecuencia se ha asociado al informalismo por su alejamiento consciente de las corrientes más academicistas de la abstracción. La muestra analiza, entre otras cosas, la influencia que tuvieron en su trayectoria creativa autores como Lautreamont o los ya citados Giorgio de Chirico, Paul Klee o Max Ernst o las relaciones que estableció con personalidades del mundo cultural hispánico como Octavio Paz, Jorge Luis Borges,o Bioy Casares. Organizada por el CAAC en colaboración con el Círculo de Bellas Artes de Madrid, toma su título de uno de los poemas más turbadores de Henri Michaux: “Icebergs, icebergs, catedrales sin religión del invierno eterno [...] Parientes de las islas, parientes de las fuentes, cómo os veo, cómo me sois familiares”.

Henri Michaux. Icebergs
CAAC. Sevilla
Hasta el 18 de marzo

No hay comentarios: