12.3.07

Retratos de lo pasado

Recuerdos
Recuerdo una tarde noche de primavera de no hace mucho en Madrid. La ventana del cuarto que hacía las veces de salón, comedor, dormitorio y cocina daba a un patio de vecinos. Mientras que nos tomábamos un amigo y yo una copa escuchábamos algo de música. Supongo que por añoranza del sur decidimos poner un CD con canciones de Lola Flores. La zarzamora empezó a sonar con el timbre de un tocadiscos de los cuarenta y la voz de la jerezana subió por ese patio oscuro entre las ventanas entreabiertas. Creo que no llegamos al final de la copla, la decisión de quitarla fue unánime. La sensación que tuvimos fue de tiempos pasados no vividos pero si contados, de hambre y pobreza, de rigor de posguerra, de alegría impuesta, de esfuerzo por sacar de donde no había, de radio encendida, de traje y alpargatas, de vestido negro y faralaes de domingo, de sonrisa que oculta penas....

Recuerdo un verano de muchos años antes en Cádiz. A mi abuela subida a un taburete mientras que bajaba trastos del altillo. Yo, a su lado, le ayudaba a ponerlos encima de la cama. No recuerdo exactamente qué buscaba. Un bolsa de tela, juguetes hace poco olvidados, mantelerías planchadas, cajas de fotos, marcos del alpaca.... Tengo en la memoria una fotografía en blanco y negro que pasó ese momento entre mis manos; un retrato de media sonrisa y pose forzada con ese bucle en el pelo característico de una época. Pregunté a mi abuela si ésa tan guapa de la foto era ella. Recuerdo que me dijo con desdén: —Sí... ¡venga!, ¡aligera! que el puchero está en el fuego. Había que recoger.

Nostalgia
Tener que reseñar aquí la exposición de la artista Gloria Martín en la galería Benot me ha traído esos
recuerdos. Encuentro una asociación directa entre lo aquí relatado y lo representado en la galería. En primer lugar la imposibilidad de volver a un pasado que por su propia pérdida siempre es doloroso. Es decir, la remisión a lo que etimológicamente supone el término nostalgia. Cualquier tiempo pasado fue mejor, aun cuando ese tiempo, como es el caso que nos ocupa fuera objetivamente (posguerra española) mucho peor que el actual. La visión del pasado es, por naturaleza de la propia visión, romántica. En segundo lugar, la historización implica un punto de vista y ese punto de vista por muy ajustado a los hechos que esté siempre supone una idealización de los mismos. Al igual que la percepción discrimina para asumir lo inabarcable de todo lo que sentimos, el mecanismo de la memoria oculta, maquilla o falsea los recuerdos dolorosos para poder seguir recurriendo a la propia memoria. Tener siempre presente, el dolor, el hambre, la pena, el desencanto tal y como fueron y se sintieron impide mirar hacia delante, imposibilita seguir viviendo.

Folklóricas de antes
Todas las sociedades funcionan igual; los alocados años veinte fueron fruto del fin de la Primera Guerra Mundial, el derroche estadounidense de los cincuenta hija de la Segunda. Los años cuarenta en España, repletos de coplas, brillantina y boniatos hijos de la Guerra Civil. Rebosan nuestros actuales medios de comunicación de folklóricas de pelo en pecho y tronío. Folklóricas que aluden en sus declaraciones a las más grandes de las que han “mamao” su arte, a un pasado de baúl y madre acompañaticia, de peineta y caracolillo, de tablao y giras por las américas. Todas dignas descendientes de doña Concha, Lola Flores o Juanita Reina.

Retratos de lo pasado
Los retratos de la época eran fotografías cargadas de significación. Ellas limpias y escamondadas, con su vestido de los domingos y los zapatos ralos y rehusados de medio tacón. Ni guapas ni feas sólo dignas. La mujer como madre amantísima y ama de casa eficiente, como pilar central de la vida familiar. Ellos de negro brillante, galanes de calle y piropo, obreros de sindicato vertical, dispuestos a enamorar con su sola mirada y voluntad a la que siempre será su esposa, ajenos ambos a cualquier cosa más allá de la vida del barrio, de las vivencias familiares y a lo visto en el NODO antes de la película.
Es ese pasado que se idealiza, que se vivió con resignación y se recuerda con desencanto es el que Gloria Martín analiza en su obra. La joven artista trata las fotografías como puertas de memoria, las cuales, personaliza con materiales tratados con la minuciosidad de la labor del macramé de aquellos años. La representado en la fotografía no es la obra, sino el propio objeto como tal y sobre todo su acumulación y disposición como recuerdos en la memoria; de marcos blancos y pulidos como recuerdos falsos e idealizados y en todo ello se hace evidente la revisión del papel de la mujer en esos años, papel tan traído y llevado, tan reivindicado ahora como olvidado.

Morir de amor. Gloria Martin
Galería Benot. Cádiz
Hasta el 2 de abril

6 comentarios:

DANIEL DIMECO dijo...

Javi, lo mejor de tu blog, lo que has escrito del alma y no tanto de la razón, el recuerdo de una España más dolorosa al tiempo que menos bruselense.
Lola Flores... simplemente GRANDE. A quien, espero, España homenajée como se merece en vez de destriparla con programas especiales sobre sus aventuras amorosas que no son otra cosa más que una vida vivida, y vivida como la Faraona sabía hacerlo, como tanto nos gustaría a muchos. Y olé!

Anónimo dijo...

Una vez más has conseguido hacer una crítica diferente, especial, ajena al convencionalismo de la vieja escuela. Creo que la forma de querer acceder al lector es lo que marca tú diferencia,a pesar de que en ocasiones tu mente y el lápiz no vayan sincronizados y provoquen una de academicismos ajenos a unos cuantos. Pero me encanta. He leído que fuistes a Yo la Tengo, yo también me escapé
del pueblo para darme el gustazo de oirlos.Ayer tocaron en el Aulario Polar, te recomiendo el último disco, en el momento que lo escuches, sino lo has hecho ya, te pondrás a escribir como un loco.
Muchas gracias por todo,
Lorena

Isaac dijo...

Dani, sácalo, saca tus amores folclóricos!! Confiesa (aunque no sea lo mismo, ya lo sé) que admirabas a la otra Pantoja: ISABEL!!!
Besitos!

DANIEL DIMECO dijo...

La admiraba no, la sigo admirando, a pesar de que, ahora, socialmente quede bien reprobarla, como si los demás tuviéramos nuestra vida privada tan limpia. Pero Lola... es Lola Flores y las comparaciones no tienen lugar

Isaac dijo...

Siempre quedó mal meterse con ella, no es de ahora.
A mí, personalmente, no me gusta cómo canta, aparte de haberme caído mal toda la vida.

Isaac dijo...

Siempre quedó bien, perdón.