Salitre, azufre, y carbón. (75% de nitrato potásico, un 15% de carbón y un 10% de azufre). Todo mezclado y molido lentamente a base de movimientos circulares en un mortero de madera. Es conveniente prepararla en húmedo para que el nitrato potásico impregne el carbono y el azufre, favoreciendo así la homogeneización de la mixtura. La pólvora está lista cuando el grano haya alcanzado la consistencia adecuada en función del uso posterior que se le procure. Grano grueso para su empleo en los cañones militares o en la minería, grano intermedio para las armas de fuego, fino en la pirotecnia. Los mayores problemas con la pólvora negra –como habitualmente se la conoce– son: que ésta puede ser encendida accidentalmente por electricidad electrostática y que tiene tendencia a absorber humedad del aire.
La pólvora se cree originaria de China siendo fue utilizada por primera vez en el país del dragón para la realización de fuegos artificiales y señales tanto luminosas como sonoras en el siglo X durante la dinastía Son (960-1279) La leyenda atribuye a un monje chino llamado Li Tian, quien vivía cerca de la ciudad de Liu Yang en la provincia de Hunan la invención de los fuegos artificiales hace mil años. Los chinos celebran el descubrimiento de los fuegos artificiales el día 8 de abril, ofreciendo sacrificios a Li Tian. Aún así, existen fundadas evidencias de que fue inventada por los árabes, ya que en 1304 está documentada un arma confeccionada por éstos consistente en un tubo de bambú revestido interiormente de hierro cuya carga explosiva disparaba una flecha.
La tradición ha atribuido a Marco Polo la importación del conocimiento de la pólvora a Europa en el siglo XIII, aunque lo más probable es que la trajeran los cruzados procedente de Oriente Próximo. Berthold Schwarz, un monje alemán, a comienzos del siglo XIV, pudo haber sido el primero en utilizar la pólvora para impulsar un proyectil en Europa. Sean cuales sean los datos precisos y las identidades de sus primeros usuarios europeos, lo cierto es que la pólvora se fabricaba en Inglaterra en 1334 y que en 1340 Alemania contaba con instalaciones para su fabricación. El primer intento de utilización de la pólvora para minar los muros de las fortificaciones se llevó a cabo durante el sitio de Pisa en 1403. En la segunda mitad del siglo XVI, la fabricación de pólvora en la mayoría de los países era un monopolio ejercido por los estados europeos, que reglamentaron su uso a comienzos del siglo XVII. Fue el único explosivo conocido hasta el descubrimiento del denominado oro fulminante, un potente explosivo utilizado por primera vez en 1628 durante las contiendas bélicas que se desarrollaron en el continente europeo y que relegó a la pólvora, a partir de entonces, progresivamente a segundo plano.
Cai Guo-Quian nació en 1957 en la ciudad de Quanzhou, provincia de Fujian, China. Hijo de un historiador y una pintora, estudió diseño en el Shangai Drama Institute a comienzos de los ochenta. En 1986 se traslada a Japón, donde descubre lo que occidente supone en el país más oriental. Mezcla de innovación y tradición, síntesis de oriente y occidente, su obra se centra en el estudio de las posibilidades, siendo la pólvora su elemento plástico por excelencia. Desde el inicio de su carrera hasta la actualidad su trabajo ha conjugado la tradición popular China con las corrientes artísticas experimentales de occidente. Dinamizador de los parámetros museísticos, Guo-Quian, propone con sus intervenciones revisar el concepto de obra al conducirlas, desde el punto de vista formal, de lo expuesto a lo representado. Para romper con los límites convencionales del Museo, el artista chino amplifica hasta escala urbana sus intervenciones artísticas, al igual que realiza las obras desde los parámetros estéticos del site specific negando así la completa autonomía formal al objeto artístico, y conformándolo como efímero para resaltar su temporalidad.
El 22 de mayo realizó su intervención pirotécnica para la ciudad de Valencia en el cauce del río Turia. Dos mil carcasas de humo negro dibujaron un arco iris de humo en tres fases, a modo de flashes sucesivos, de explosiones visuales. Junto al este proyecto titulado Black Rainbow, se presenta una exposición retrospectiva On black fireworks, que recoge sus dibujos más destacados. La muestra que presenta el IVAM está compuesta por una selección de sus gunpowder drawings (dibujos de pólvora) de gran formato y varias proyecciones que documentan la actuación realizada en Valencia y sus intervenciones pirotécnicas más importantes desde 1990 hasta 2004, prestando especial atención al realizado para la Asian Economic Coperation en Shangai.
El discurso que ilustra las últimas obras del artista chino revisa los acontecimientos políticos y sociales que inciden de manera violenta en una sociedad, como el 11M en España, o el 11S en EEUU. La pólvora, el humo negro, asociados normalmente a la destrucción y la catástrofe son transmutados por obra del arte. Del llanto a la alegría a través del simbolismo de un medio, cuya finalidad es extinguirse explosionando. Y todo en una ciudad como Valencia, donde la explosión, el ruido, el fuego, sinónimos de la desolación no lleva más que a la alegría.
4.6.05
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