13.6.06

Colores sustraídos


El ojo
El ojo, como órgano, es fruto de la evolución. Su estructura no ha sido proyectada ni respeta a una ley constituyente o norma previa para su configuración y funcionamiento. Evolucionado para cumplir la finalidad de detectar la luz, en el ojo humano perduran numerosos restos de cuando nuestros antepasados fueron animales nocturnos o de cuando aún no habían alcanzado el grado de diversidades cromáticas con las que contamos actualmente. Sólo los ojos más complejos y evolucionados dentro del reino animal ayudan a conformar el sentido de la vista. En la mayoría de los vertebrados el ojo funciona proyectando imágenes a una retina sensible a la luz, donde se detecta la misma y se transmite una señal correspondiente a través del nervio óptico. En una analogía que bien vale para ilustrar grosso modo su funcionamiento, el ojo funciona como una cámara de fotografía —entendiendo, claro está, que es ésta la construida en semejanza órgano y no al revés. Para que los rayos de luz se puedan enfocar, se deben refractar. La cantidad de refracción requerida depende de la distancia del objeto que se ve, siendo lo que se ve la luz que refleja el objeto. Distinguimos formas porque distinguimos colores y dentro los mismos toda una escala cromática de tonalidades. Todo cuerpo iluminado absorbe todas o parte de las ondas electromagnéticas y refleja las restantes. Estas ondas reflejadas son analizadas por el ojo e interpretadas cómo colores según las longitudes de ondas correspondientes.
Aun cuando la explicación de cómo percibimos los colores debido a los receptores retinianos es profusa para abundar en el color no precisaremos una comprensión total de los aspectos fisiológicos integrados en nuestro sistema ojo-cerebro sino un modelo que se ajuste a las operaciones realizadas por nuestra visión cromática.


El color
Como hemos dicho, el color es un fenómeno físico de la luz, relacionado con las diferentes longitudes de onda en la zona visible del espectro electromagnético. El color no es absoluto, depende de la percepción que como tal, varía entre los individuos. Aunque el color puede ser medido con instrumentos, dichos instrumentos están simplemente emulando la visión particular de un sujeto. Se necesitan tres cosas para ver un color: una fuente de luz, una muestra y un detector (como por ejemplo el ojo humano).
Muchos de los problemas que desde la óptica de Descartes o Newton hasta ahora aparecen en la comprensión de la teoría del color se deben a que no se parte del principio de que el color no existe como entidad física en la naturaleza. El color es sólo sensación de color.
Las longitudes de onda que denominamos colores y que forman parte de sólo un segmento muy pequeño de todo el espectro electromagnético de la luz, se distribuyen para su mejor compresión —introducido por la óptica de Newton— en un círculo cromático que mantiene un orden correlativo semejante al que nos muestra el arco iris. El círculo cromático fundamentó en buena medida la teoría del color desarrollada por la teoría del arte, donde los colores primarios, también conocidos como pigmentos reales, eran el rojo, el amarillo y el azul y de su mezcla resultaban los restantes colores. Aún así, esta teoría se ha comprobado que es insatisfactoria para la explicación del fenómeno.

La síntesis sustractiva/aditiva
La síntesis sustractiva explica la teoría de la mezcla de pinturas para crear colores. El color que parece que tiene un determinado objeto depende de qué partes del espectro electromagnético son reflejadas por él, o dicho a la inversa, qué partes del espectro no son absorbidas. La síntesis substractiva funciona a partir de la estimulación plena —blanco— y procede mediante filtrajes o substracciones de sus colores primarios (cian, magenta y amarillo) El filtraje de todas las partes posibles de cian, magenta y amarillo genera el color negro.
Por el contrario, la síntesis aditiva funciona a partir de la ausencia de estimulación —negro— y procede mediante añadidos de sus colores primarios (rojo, verde, azul) La suma de todas las partes posibles de rojo, verde y azul genera el color blanco.

CMYK
El modelo de color CMYK, acrónimo inglés de Cyan, Magenta, Yellow y Key (cian, magenta, amarillo y negro, por no confundirse la B con la denominación del azul), es un modelo de color basado en la síntesis sustractiva, según la cual, la mezcla a partes iguales de los tres primarios (cian, magenta y amarillo), en su máxima intensidad, resulta en negro. Si, por otra parte, mezclamos en parejas los colores primarios, obtenemos los colores secundarios, que se corresponden con los primarios de la síntesis aditiva de color —rojo, verde y azul violeta o sistema RGB que es el empleado, por ejemplo, para las pantallas.
En la impresión en color, las tintas que se usan principalmente son cian, magenta y amarillo. El magenta es el opuesto al verde y el amarillo el opuesto al azul. El cian es el opuesto al rojo, lo que significa que actúa como un filtro que absorbe dicho color. La cantidad de cian aplicada a un papel controlará cuanto rojo mostrará. Con estas combinaciones se llega a un número infinito de colores. Esta mezcla de cian, magenta, amarillo y negro se le llama normalmente modelo de color CMYK. La razón principal de que la tinta negra se use con el cian, magenta y amarillo es que estas tres últimas tintas no pueden combinarse para crear un negro auténtico. Las tintas de colores se imprimen a priori para producir la tonalidad, mientras que la negra se usa para producir el valor. Este sistema es el utilizado por imprentas, impresoras y fotocopiadoras para reproducir toda la gama de colores del espectro visible, y es conocido como cuatricromía.

La exposición
Todo lo dicho sirva para ilustrar y glosar el nuevo trabajo del pintor José Piñar que con el título de CMYK se presenta en la Galería Milagros Delicado. Nacido en Granada en 1967, su trayectoria profesional persevera en la revaloración de la pintura como lenguaje artístico, al contrario que su mujer, también reconocida artista del panorama nacional, Ángeles Agrela, con un trabajo más enfocado hacia la videoinstalación. Las pinturas presentadas abundan en el uso de colores primarios y formas geométricas presentes en anteriores propuestas, pero en esta ocasión tienen hacia cierto movimiento orgánico en sus formas. Formas que son colores, colores primarios que se entremezclan y superponen terminando así por impregnar toda la superficie de la tela. Hay elementalidad en las formas de Piñar pero ajena a toda simplicidad, se intuye que la pintura fluye y que las forma van surgiendo desde la fluidez que da la combinación de los colores. La exposición que podrá verse hasta el 20 de junio, permite volver a ese estado, a veces, tan olvidado en que la pintura es pigmento y color, las formas encuentran la recurrencia en sí mismas.

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